La vida en el Kindergarten es tranquila y relajada, ya sea para pintar, hacer manualidades, la asamblea o la hora de la comida, que es lo que mas me sigue llamando la atención. Es lo mas parecido a estar comiendo en casa con tus 10 hijos. Las educadoras comen con los niños, y es algo que me encanta, charlas, enseñas y todo de manera tranquila y sin estrés. En este sentido yo creo que influye mucho la ratio, es decir, el número de niños por educadora. Y es que actualmente en mi clase son 12 niños (en el futuro unos 20) y somos 3 profes. Eso hace que puedas dedicarle a cada niño el tiempo que se merece, la atención necesaria y disfrutes de tu profesión, enseñar y educar.
Para el que no lo sepa en España, la ratio de niños por profe creo que está en 25 niños aproximadamente. Entonces la manera de trabajar aquí no la veo muy factible con ese número.
Otra cosa implícita en la manera de trabajar y organizar la jornada en la escuela, es la autonomía que se les da a los niños. En mi escuela una vez por semana preparan un desayuno en común, pelan y trocean fruta y verdura, untan mantequilla, sirven el te o preparan tortitas!!!... Hablo de los niños, también es común que los mayores frieguen sus tazas y ayuden a ordenar y recoger la cocina.
Podría estar escribiendo un rato mas, ya que día a día voy viendo cosas que me sorprenden, unas me gustan mas y otras menos, aunque hago un balance y es positivo. Me imagino trabajando aquí dentro de 5 o 10 años y creo que estaría muy a gusto. Aún llevo muy poco tiempo aquí y es cierto que a veces me cuesta no comparar e incluso pensar "pues yo esto lo haría así" pero luego pienso, que ahora es el momento de aprender, aprender y aprender, entre otras cosas el idioma y luego la metodología, ver mas allá de lo que pueda parecer a simple vista. Porque es cierto que si comparamos el ritmo de trabajo y el número de actividades en comparación con España, aquí puedes incluso llegar a aburrirte, pero en realidad intentas buscar siempre un sentido, algo que hacer y sobre todo aprovechar la calma y la tranquilidad, leer un cuento a un niño, sentarse a pintar con otro o disfrutar de un buen desayuno.
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